La infancia de Savanna se vio truncada muy pronto, ya que vivió en un hogar abandonado debido al abuso de drogas y alcohol de su madre. Asumió el papel de madre de sus hermanos menores, que acabaron siendo acogidos en cinco hogares diferentes.
Tras superar la separación familiar, Savanna ha llegado mentalmente a un lugar de paz, en gran parte gracias a la implicación activa de su defensora de CASA, Liz.
«Tener a alguien ahí de forma constante durante los últimos cinco años, diciéndome que todo iba a salir bien, alguien que no iba a rendirse conmigo como había hecho mi madre, marcó la diferencia en mi vida», dice Savanna.
*Los nombres de las personas mencionadas en este artículo han sido modificados para salvaguardar la identidad y la intimidad de los jóvenes de acogida implicados.