La historia de Elliott

“Convertirme en CASA significaba que podía compartir mi tiempo e intentar marcar la diferencia en la vida de un niño en acogida”.
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De niña, mi abuela hablaba a menudo de CASA. Trabajó en la libertad condicional de menores y siempre se preocupó por la juventud y las oportunidades para que los jóvenes cambien de camino o tengan más oportunidades de las que se les han dado en la vida. La compasión de mi abuela por los demás siempre me ha inspirado. Sentí que era una forma de poder compartir algunos de mis privilegios o compartir parte del tiempo, el precioso tiempo que tengo, e intentar marcar la diferencia en la vida de un niño en acogida.

Nick ya había experimentado mucho en su corta vida. Había vivido en diferentes hogares de acogida y se había enfrentado a cambios familiares, inestabilidad y otras luchas. Me preocupaba cómo se desarrollaría nuestra relación y la confianza que crearíamos. La única forma de generar confianza era mostrar coherencia y seguir apareciendo a lo largo del tiempo.

Hay tres papeles que desempeñas como CASA. Uno está directamente en la vida del niño, con el que trabajas y por el que abogas. La segunda es en el juzgado y es como funcionario del juzgado; representas el interés superior del menor. El tercer papel consiste en coordinar y hacer un seguimiento de todas las personas responsables del cuidado de ese niño, incluidos profesores, orientadores, médicos, etc.

Un defensor es alguien que entra en la vida de un niño para ayudarle a alcanzar su potencial. Su papel es apoyar los sistemas que se han desarrollado para los niños, hacer que esos sistemas tengan más éxito y ayudar a los niños a liberar su potencial y tener éxito.

*Los nombres de las personas mencionadas en este artículo han sido modificados para salvaguardar la identidad y la intimidad de los jóvenes de acogida implicados.